Mientras tanto nosotros nos distraemos con otras cuestiones menos principales porque tus compañeras de oficina fantasean con tener sexo contigo, aunque jamás lo reconocerán, según una encuesta elaborada por Business Insider' a más de 2.500 personas. Y yo sin enterarme porque no sé si es en tu propia oficina o cuando entras en alguna otra. No lo aclaran.
Porque de ser así podrías pasarte el día entrando de oficina en oficina a ver si alguna pica. Es cuestión de probabilidades. Son estudios en los que muchos mienten, pero hay otros más preocupantes como que el desayuno ya no es la comida más importante del día.
Adiós al desayuno: lo que ahora se lleva es hacer 2 comidas al día, publican en web especializadas. Las dietas basadas en el ayuno -añaden- obligan al organismo a recurrir a las grasas para adelgazar.
Cambian, y lo que antes era malo ahora es bueno y en este plan. Menos mal que parece que es verdad que los contratos temporales convertidos en fijos hasta junio marcan máximos desde 2008; es decir, que suben pero la cuestión es que estaban tan bajos que sólo pueden mejorar. Uno también `puede mejorar porque he recibido una crítica muy ácida en la web Entrescritores sobre mi
ultimo libro «La espera se retrasa».
¨¿Que esto de vivir? - se pregunta la chica que me critica-. ¿Una quimera? ¿Una ilusión que pasa por la criba?... O un simple esperar que desespera. Así era la vida de Roberto, como la de casi todo el mundo. Como digo, he ido entresacando de la extensa narración, que se hace repetitiva, aunque en algunos momentos resulta interesante. Pero ¿a cuento de que viene ese lenguaje tan soez? Yo no es que me asuste de nada, pero a lo mejor sobra (es una opinión). Ello no quita mérito al trabajo bien hecho donde la imaginación se ha puesto a trabajar. Por eso.¨
Bien. El lenguaje soez lo usé porque la novela iba a presentarla al premio La Sonrisa vertical que dirigía el genial Berlanga. Pero se suspendió. Y además el tema lo necesitaba. Es una novela escrita a prisa y corriendo y es la peor de todas. Y además como aquí nadie lee puedes meter lo que quieras, pero quien haya leído Sexus, Plexus o Nexus de Henry Miller además de los trópicos, habrá comprendido que a veces no hay que recatarse y dejarse llevar por la vida y por el lenguaje que la define. La cuestión es que no tengo oficina a la que acudir y por eso las novelas me salen tan deslavazadas. Si trabajara en una se iban a enterar de lo que vale un moño.
