Antonio F. Marín: Armarios

20 de julio de 2014

Armarios

Hacía tiempo que no hablábamos de sexo, años ha, pero como me afean que aludo mucho al quinto poder, le echaremos bromuro a las lentejas porque el alcalde Tamayo ha tardado sólo 8 meses en convencerse de que se han de arreglar calles, farolas, bancos y papeleras. Y así lo ha hecho constar en los presupuestos, además de la enésima apertura de la piscina y la prolongación de la senda Ribereña, si otros la financian.

Al burgomaestre de la derecha no le pediremos que ponga más papeleras por si el buen hombre se nos hernia y nos gastamos lo poco que queda en bragueros. Tendremos que echarle los mismos piropos con que nos agasajan las chicas cuando en el aniversario les regalamos un consolador, para que se distraigan y nos ahorren el trabajo.

Es que somos gandules y así lo reconocemos, salimos del armario, pero ahora les toca salir a otros. ¿Por qué en España los tontos no salen del armario?, me he preguntado siempre mientras cuento musarañas. Por ejemplo, Cayo Lara, cuando asegura que es un representante de los ciudadanos y debe recibir a todos en el Parlamento. Se refiere a Picardo, el de la colonia imperialista y el paraíso fiscal de Gibraltar; pero con ese ‘dos sin tres’ debería también recibir a los ciudadanos taurinos. Y no lo hace.



Tampoco salen del armario los dos jueces de la Audiencia nacional que han sentenciado que asediar un Parlamento «es libertad de expresión». Suponemos que si gobernaran los comunistas y fueran los militantes del PP los que acorralaran y asediaran el Parlamento se les condenaría por fascistas, a lo menos.

En España no cabía un tonto más que decía Santiago Amón. Y se equivocó. Todavía quedan muchos por salir del armario. Aunque puede ser que uno sea un necio y no entienda a los jueces de la Audiencia Nacional (excepto a Grande Marlaska que se ha opuesto), pero «aunque yo ignorante sea, sé de los sabios que trato, conocer un mentecato a mil pasos que lo vea» (Lope de Vega).

No se trata de meter a nadie en la cárcel pero no es normal que se multe a un ciudadano por no recoger la caca de su perro y no se sancione a los que obligan a los diputados a esconderse en los coches blindados de la policía y llegar al Parlamento en helicóptero. Eso no es normal en una democracia AENOR o ISO, lo diga el tonto que lo diga.

Los dos jueces de la Audiencia no lo estiman así y se niegan a salir del armario. Les cuesta. No tengáis miedo. La verdad os hará libres. Os reconocemos el esfuerzo, como también se lo acabamos de reconocer a los que ingeniaron el consolador de señoras porque a los hombres nos ha dejado tiempo para enfrascarnos en la cultura, para leer el Marca. O para que Tamayo pueda cambiar las bombillas de las farolas. Si se empeña lo consigue. Ahora sólo falta que inventen los consoladores con energía solar para que no tengamos que ir a comprarles las pilas. Es lo menos.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza. 

Mobusi